miércoles, 18 de junio de 2008

Meme III Encuentro de Edublogs


Lo que no llegaba a comprender era ese irreprimible instinto asesino que se había apoderado de ella nada más pisar la playa. Ya había asesinado a varios edublogueros, que ante su atónita mirada renacían, encarnados en enormes y terribles pompilos que huían mar adentro.

No había alternativa: las letras y las cosas conocidas no tenían valor alguno en aquel dédalo de pasiones que asediaba su alma. Había que ponerse de nuevo en marcha con el tictac desaforado de su corazón, y correr tierra adentro, en busca del lugar de la libertad.

Carlos Cabanillas.

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