Las voces seguían martilleando sus pensamientos. Intentó dormir, pero los sueños de Hermes le perseguían. Tenía ganas de viajar, de recorrer el mundo, de atravesar la Extremadura clásica y cruzando la laguna Estigia acercarse a la rica Gallaecia a buscar el paraíso de Eudore. Se sentía con las fuerzas de un héroe, como el mismísimo Hércules haciendo sus trabajos, como cuando fue en busca del cinturón de Hipólita antes de recibir la túnica de Neso enviada por Yole. Eso le hizo pensar que necesitaría una buena brújula para no perder el norte. No podía apartar de su mente la frase que le perseguía, enseño y aprendo. "Al fin y al cabo", se dijo, "este viaje lo emprendo por una sola razón, porque me gusta, aunque fuera en busca de recursos de griego antiguo, nada estaría demasiado lejos."
Ana, Voces griegas (desde Benicàssim)
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