viernes, 20 de junio de 2008

MEME HISTORIA: III Encuentro de Edublogs 2008


Me llega el Meme del Encuentro de Edublogs 2008, a través de Miguel . Y sigue así la historia:
Un egoblog
Aquella era una mañana distinta por muchas razones que ella no conseguía identificar con claridad. Aunque ya no fueran necesarias las pastillas, la nebulosa en la que seguía sumido su torrente de pensamiento la situaba ante una realidad inapelable: empezaba a dejar de tener edad para algunos excesos. Quien lo hubiera dicho pocos años antes.
Y algo que le impedía pensar con claridad era la idea de escribir sobre su ego. Se mantenía al acecho y al menor descuido se hacía presente, con más fuerza cada vez.
Se agolpaban los recuerdos sobre la gestación de su primer blog: cómo su relación con otros blogs iba fecundando ideas con vida propia, cómo latía el impulso dentro de ella, incluso el momento final de la victoria sobre el pudor cuando por fin rompió el caparazón
.
También recordaba las primeras miradas sobre él, y su deseo de que fuera visitado y comentado; aceptado como uno más. Y agradecía una mirada pedagógica que le abriese nuevos horizontes.
Pero esto era distinto; se trataba de escribir sobre su ego, y blogs así habría más de tres mil iguales. Ella quería encontrar su lugar en el mundo de la blogosfera, pero no era fácil. Había visto planetas educativos brillando en la oscuridad cerca de la puerta Tannhäuser, tigres más allá de Orion, e innovadores en lugares de ensueño; no quería que el suyo se perdiera en el tiempo como lágrimas en la lluvia. De hecho a veces se atormentaba con su fecha de caducidad. ¿Cuánto durará mi yo bloguero? se preguntaba.
Y sigue así la historia:
Un egoblog
Aquella era una mañana distinta por muchas razones que ella no conseguía identificar con claridad. Aunque ya no fueran necesarias las pastillas, la nebulosa en la que seguía sumido su torrente de pensamiento la situaba ante una realidad inapelable: empezaba a dejar de tener edad para algunos excesos. Quien lo hubiera dicho pocos años antes.
Y algo que le impedía pensar con claridad era la idea de escribir sobre su ego. Se mantenía al acecho y al menor descuido se hacía presente, con más fuerza cada vez.
Se agolpaban los recuerdos sobre la gestación de su primer blog: cómo su relación con otros blogs iba fecundando ideas con vida propia, cómo latía el impulso dentro de ella, incluso el momento final de la victoria sobre el pudor cuando por fin rompió el caparazón
.
También recordaba las primeras miradas sobre él, y su deseo de que fuera visitado y comentado; aceptado como uno más. Y agradecía una mirada pedagógica que le abriese nuevos horizontes.
Pero esto era distinto; se trataba de escribir sobre su ego, y blogs así habría más de tres mil iguales. Ella quería encontrar su lugar en el mundo de la blogosfera, pero no era fácil. Había visto planetas educativos brillando en la oscuridad cerca de la puerta Tannhäuser, tigres más allá de Orion, e innovadores en lugares de ensueño; no quería que el suyo se perdiera en el tiempo como lágrimas en la lluvia. De hecho a veces se atormentaba con su fecha de caducidad. ¿Cuánto durará mi yo bloguero? se preguntaba.


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